La lactancia materna exclusiva (LME) es un tipo de alimentación que consiste en que el bebé solo reciba leche materna y ningún otro alimento sólido o líquido a excepción de soluciones hidratantes, vitaminas, minerales o medicamentos. Sin embargo, técnicas poco éticas de publicidad de la industria productora de fórmulas infantiles, hasta el poco involucramiento por parte de los hombres, ya que ‘es responsabilidad exclusiva de las mujeres’, evita la protección y promoción de la lactancia materna exclusiva
La lactancia es un tema complejo y multidimensional: no solo beneficia la salud del bebé, sino también la de la madre. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), previene el cáncer de mama, ovarios, diabetes tipo II y depresión postparto. Además, se trata de un método anticonceptivo natural, explica la Dra. Norma Vaca Tavira, de la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEM).
Según la encuesta nacional 2020 del INEGI: 1 de cada 2 madres en México son jóvenes (de 20 a 29 años) y 70% estaba trabajando al momento de registrar el nacimiento de su hijo. Hablando exclusivamente del amamantamiento, si bien 9 de cada 10 madres mexicanas amamantan hasta los 9 meses, únicamente el 12.9% lo hacen de manera exclusiva, sin incluir otro alimento en la dieta.
Y es que la lactancia puede llegar a ser muy hostil en el país, señala el Dr. Matthias Sachse, del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), como la falta de apoyo u orientación, además de políticas públicas y laborales. El problema se agudiza cuando el principal aliado contra la desinformación, los médicos, forman la principal barrera de las madres para amamantar a sus hijos.
Según una encuesta realizada por UNICEF y otros organismos de salud nacional, 61% de los médicos recomiendan el uso de sucedáneos de leche materna (SLM) en algún momento del primer semestre del recién nacido, seguido de parientes y familia con un 33%. La conclusión de este estudio señala que más de la mitad de médicos entrevistados, no conocen el código internacional de comercialización de SLM, lo cual, combinado con el marketing digital de esta industria, ocasiona que 55% de los padres piensen que estos productos son mejores que la leche materna.
Si bien el porcentaje de lactancia exclusiva en el país se duplicó desde 2012, según la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición 2018, 7 de cada 10 niños no reciben el alimento que los protegerá de enfermedades crónico degenerativas: la leche materna. Trasladando esto al mundo laboral, la cifra disminuye drásticamente: solo 1 de cada 10 madres trabajadoras formales amamanta de manera exclusiva.
Asimismo, en el medio urbano, la lactancia materna es aún más baja que en el medio rural (37%) y lo ideal sería que por lo menos el 50 o más por ciento de los niños recibiera la lactancia materna hasta los 6 meses.
Desde el ámbito institucional internacional, explica la Dra. Vaca, se insiste en fortalecer acciones para incrementar la tasa de lactancia, además de apoyar y protegerla como un derecho humano. Esto implica, dice, “hacer frente a la publicidad inadecuada de sustitutos de leche materna y otros alimentos dirigidos a los lactantes, vinculando también los derechos a la alimentación y la salud, además de evitar la hipersexualización de los pechos”, puntualizó la investigadora de tiempo completo en la UAEM.
La propuesta, en el marco del Sistema Nacional de Cuidados, es insistir en que se consideren las distintas dimensiones, que no solo quede en la referencia de la carga médica y que va mucho más allá, en la vida de las mujeres: “proteger la lactancia materna, es responsabilidad de todos”, concluyó la también miembro del sistema nacional de investigadores CONACYT.