Con indignación, Corea del Norte reaccionó ante el reporte emitido, el pasado 1 de noviembre, por la organización Human Rights Watch (HRW) donde se afirma que, en este país asiático, la violencia sexual contra las mujeres es una de las violaciones a los derechos humanos más graves, superior a la tortura o a las detenciones arbitrarias.
El grupo defensor de los derechos detalló que la Policía norcoreana y otros funcionarios se aprovechan de las mujeres con casi «total impunidad», por lo que ubica a la violencia sexual como una de sus principales violaciones a los derechos humanos.
«El informe de HRW es ridículo. Forma parte del esquema político fabricado por las fuerzas hostiles para empañar la imagen de la RPDC (República Popular Democrática de Corea)», respondió la Asociación de Estudios de Derechos Humanos de Corea del Norte.
Además, en declaración difundida por la Agencia Central de Noticias del Corea del Norte (KCNA, por sus siglas en inglés), la Asociación también aseguró que el informe es «una provocación extremadamente peligrosa destinada a revertir la marea de paz y prosperidad de la península».
Por su parte HWR respalda su informe a través de entrevistas realizadas a más de 50 fugitivas de Corea del Norte, quienes narraron detalles espantosos de violaciones y otros abusos perpetrados por agentes de seguridad como guardias de fronteras y funcionarios civiles.
«El documento de HRW es una seria provocación política contra Corea del Norte, que está llenó de palabras anormales e inflamatorias», objetó el país asiático, según reporte de la agencia surcoreana de noticias Yonhap.
El director ejecutivo de HRW, Kenneth Roth, director ejecutivo de HRW, ya había adevertido días previos, en entrevista para la misma Yonhap, que las violaciones a los derechos humanos en Corea del Norte forman parte integral de la amenaza nuclear del régimen del líder norcoreano, Kim Jong-un.
«Kim Jong-un no podría desviar los enormes recursos necesarios para construir el programa nuclear de las personas empobrecidas, si no fuera por el hecho de que éstas no pueden protestar, no pueden hablar «, subrayó Roth.
Cabe destacar que no es la primera vez que Corea del Norte es acusada de graves abusos contra los derechos humanos, desde la detención de presos políticos en los campos de prisioneros hasta la tortura y ejecuciones públicas.
En 2014, la Comisión de Investigación de las Naciones Unidas sobre Corea del Norte declaró que los norcoreanos que son repatriados por la fuerza desde China «son comúnmente sometidos a torturas, detenciones arbitrarias, ejecuciones sumarias, abortos forzosos y otros actos de violencia sexual».
Sin embargo, Corea del Norte insiste en rechazar las críticas externas, calificándolas como un intento liderado por Estados Unidos para derrocar a su régimen.
Fuente Notimex / Edición BHR