Invertir en el empoderamiento de las mujeres contribuye a la igualdad de género, la erradicación de la pobreza y el crecimiento económico inclusivo. Ellas contribuyen de manera significativa a las economías, ya sea en grande corporativos o trabajando desde sus casas en actividades del hogar.
Esto último es de vital importancia, pues la equidad de género comienza ahí, en casa, así lo han asegura distintas organizaciones expertas en la materia como ONU mujeres. El siguiente paso es fortalecer el empoderamiento en los lugares de esparcimiento y finalmente convertir todo en un actuar común de nuestra vida diaria.
La equidad entre mujeres y hombres debe estar apoyada por políticas públicas efectivas y plena participación de la sociedad. Los estudios e investigaciones que comprueban que de hacerlo las economías serán más estables, no funcionarán si no la inclusión no es llevada a la práctica.
No se trata sólo de impulsar acciones para la introducción de mujeres a los espacios laborales tradicionales, sino de valorar aquellas acciones que damos por sentadas como las labores del hogar, las cuales pese a no ser remuneradas, representan el 23% del Producto Interno Bruto (PIB) Nacional, de acuerdo con la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).
En los últimos años, México ha llevado a cabo políticas importantes para empoderar a las mujeres, pero aún no se llega a la igualdad de género, puesto que de acuerdo con la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) sólo el 44.9% de trabajos realizados por mujeres son reconocidos.
Para lograr el cambio es necesario generar modificaciones de cultura, centrada en la valoración y corresponsabilidad de las tareas domésticas entre todos los miembros de la familia.