La falta de hidratación puede conducir a menores a presentar problemas de concentración, memoria, destreza y capacidad de respuesta intelectual en su regreso a las aulas de clases, aseguró Carmen Ruiz Monroy, especialista en Nutrición.
“Esos síntomas son reflejo de una mala hidratación y el niño puede quedarse en desventaja con respecto a otros de sus compañeros que van mejor hidratados”, apuntó la expresidenta de la Asociación Mexicana de Nutriología.
El cerebro es uno de los órganos que más agua demanda para tener un buen funcionamiento porque, de lo contrario, el proceso de aprendizaje comienza a mostrar efectos negativos en los menores de edad, remarcó.
La falta de agua ocasiona desde un dolor de cabeza, sequedad en boca y piel, cierta picazón en ojos y nariz y hasta tensión en las articulaciones, como si éstas emitieran un “ruidito” o “tronido”, aunado a náuseas, vómito, mareos irritabilidad, fatiga, agitación e incluso estreñimiento.
De acuerdo con las recomendaciones del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán (INCMNSZ), los niños de uno a tres de edad- deben ingerir entre 1 litro a litro y medio del líquido.
Por su parte, los de cuatro a 13 años de edad requieren consumir de uno y medio a tres de litros de agua por día.En la adolescencia -de 14 a 18 años– es pertinente tener una ingesta diaria de 2 y medio litros para las mujeres y tres litros en los varones.
La especialista aclaró que en esas mediciones se debe incluir el agua proporcionada por los alimentos, tanto frescos como cocidos, y ejemplificó que una sopa aporta entre 200 y 300 mililitros de agua. Lo mismo ocurre con pepinos, sandia, jícama, naranja y otros productos con alto contenido del líquido.