Hace algunos años el departamento financiero o tesorería se centraba en conceptos básicos como la gestión de liquidez, pagos, deuda e inversiones. Actualmente, las tareas del área de tesorería han incrementado significativamente gracias a la entrada de la tecnología.
Aunque parecería que lo anterior es perjudicial, pues las cargas de trabajo aumentan, la realidad es que el cambio trae consigo beneficios.
De acuerdo con Integrity Latin America, las tecnologías emergentes como la inteligencia artificial (IA) y la automatización de procesos robóticos (RPA) desempeñarán un papel más importante en la gestión de las funciones de tesorería.
Su implementación facilita la clasificación y transmisión de datos exactos bancarios, además esto podría transformar las funciones del área de meramente operativas a estratégicas.
Para avanzar, los departamentos financieros deberían comenzar con una reevaluación de su función y las capacidades tecnológicas existentes; recopilando información sobre flujos de trabajo actuales, recursos y puntos débiles en torno a la tecnología y los procesos.
La evaluación comparativa y la referencia del estado actual ayudarán a identificar oportunidades de mejora en cada área funcional. Equipados con estos conocimientos, los encargados estarán preparados para dar su primer paso más allá y comenzar su camino hacia el éxito en la nueva era de la tesorería digital.
En resumen, el papel en expansión de la tesorería, la innovación acelerada y los nuevos riesgos de fuentes inesperadas están ejerciendo una mayor presión sobre los tesoreros. Los tesoreros deben recurrir a las nuevas tecnologías para mejorar los controles, lograr una mayor eficiencia y fortalecer la toma de decisiones.