Los obstáculos para el crecimiento y presencia de las mujeres en las empresas son generalmente conocidos como “techo de cristal”; la metáfora refiere una barrera o tope de realización al que las mujeres pueden acceder y al que se ven limitadas por los estereotipos y construcciones culturales a través del tiempo.
En México, las mujeres representan en 51.7% de la población total, sin embargo, su tasa de participación activa en un empleo es del 44.7 por ciento. Hasta 2019, nuestro país se ubicaba en el sitio 23 a nivel mundial en cuanto a puestos directivos ocupados por mujeres, de acuerdo con el informe “Women in Business 2019”, realizado por Grant Thornton.
Uno de los mayores problemas en la trayectoria profesional de la población femenina, según la Comisión Nacional para Prevenir y Erradicar la Violencia Contra las Mujeres (Conavim) es generado por la elección que tiene que hacer entre su vida personal y laboral, como si mantener un equilibrio entre ambas no fuera posible y tuviera que ser una u otra. Aunado a ello, la escasa flexibilidad organizacional y falta de oportunidades generan una importante pérdida de talento para los corporativos.
Las empresas que tienen mayor igualdad de género gozan de niveles más altos de crecimiento y mejor desempeño. De acuerdo con el estudio “Más allá de la equidad de género: Liderazgo complementario”, realizado por Great Place to Work en conjunto con el Centro de Investigación de la Mujer en la Alta Dirección (CIMAD), las empresas lideradas por partes iguales de hombres y mujeres en puestos directivos resultan hasta tres veces más rentables y su porcentaje de rotación voluntaria disminuye hasta 50 por ciento.
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Algunas medidas que pueden ser adoptadas por las empresas para empoderar a las mujeres e impulsar la igualdad de género son:
- Establecer metas medibles y comprobables de diversidad de género para aumentar la representación femenina en niveles directivos .
- Asumir la representación paritaria –mitad y mitad- de mujeres en sus juntas directivas.
- Brindar capacitación para prevenir y eliminar todas las formas de discriminación y violencia entre los colaboradores.
- Remunerar de manera equitativa a los empleados y no pagar más o menos la labor de alguno por su género.
- Desarrollar medidas contra el hostigamiento o acoso sexual.