El día de ayer, 3 de junio se celebró el Día del sobreviviente de cáncer, es por eso que hoy compartimos contigo el testimonios de Alejandra Barrón, una sobreviviente de la enfermedad que terminó su tratamiento en 2015.
A los 14 años, vi a una de mis tías morir de cáncer de mama y a otra superar la misma enfermedad. Lo más difícil y doloroso fue ver luchar a mi mamá contra este terrible padecimiento, convirtiéndose en un gran ejemplo de lucha.
A los 38 años comencé a cuidarme y auto explorarme. Periódicamente acudía con el especialista, me realizaba mastografías, ultrasonidos, papanicolaou y todos los estudios necesarios para poder descartar cualquier problema. Sin embargo, a los 45 años el oncólogo me diagnosticó cáncer de mama metastásico.
Mi vida cambió en ese instante. De pronto estas pidiendo que no sea un proceso muy doloroso y deseando que todo termine pronto. Te siente terriblemente sola y con un sinfín de cuestionamientos que nadie puede resolver.
Fui sometida a una mastectomía bilateral, es decir me retiraron ambos senos, además de tener una reconstrucción inmediata. Fue un proceso muy largo y difícil. Después de la operación, creí que las quimios y las radiaciones serían más sencillas de tolerar; pero cuando tu cuerpo empieza a padecer crees que no podrás soportarlo.
Te sientes siempre cansada, te duele la cabeza y vez como tu cabello se va aceleradamente por la regadera; tu temple de mujer desaparece y todo apunta a que la película de tu vida comienza a llegar a su fin.
Pasa el tiempo y tu tratamiento no llega a su fin. Repentinamente reconoces que eres tu propia fortaleza y que el apoyo de tu pareja, tus padres, hermanos, hijos y amigos te sostienen cuando estás a punto de flaquear.
Hoy me veo en el espejo y entiendo, que una mujer que cambio su cabello por una mascada, su brasier por vendas y cicatrices e hizo de las quimios su mejor accesorio, es tan hermosa como cualquier otra.
Ahora, en mis manos está brindar luz y felicidad todos los días a esas personas que luchan la batalla que yo logré vencer. Por eso, me siento orgullosa de ser directora de voluntariado de Fundación COI. Es mi forma de agradecerle a la vida y a todos los que forman parte del Centro Oncológico Internacional, su dedicación y acompañamiento, pues recorrieron y siguen recorriendo conmigo este largo camino.
Yo tuve una oportunidad y la tomé; la disfruto todos los días. Haz tú la diferencia y cuídate. La detección oportuna marca la diferencia.