La crisis que desató el Covid-19 dejó al desnudo la mayor eficacia de los gobiernos liderados por miembros del llamado «sexo débil», y la importancia de la colaboración y el cuidado en una nueva normalidad que se define a cada paso
Por Silvina Moschini*
Foto Francisco Córdoba
Entre tantos cambios de paradigma que impuso la crisis sanitaria por Covid-19 de la noche a la mañana, hay uno tan inesperado como contundente: el liderazgo femenino fue globalmente el más eficiente en la gestión de la pandemia.
Desde que el confinamiento se convirtió en norma en el mundo, el manejo de la crisis fue casi el único índice de evaluación de las gestiones de gobierno. Si había otras cuestiones, éstas pasaron a un segundo plano, al menos por ahora.
Este virus llegó a un mundo donde la autoridad era sinónimo de inflexibilidad. En sus ejemplos más extremos, los países que registraron la mayor cantidad de muertes son coincidentemente aquellos donde se hizo caso omiso de las medidas preventivas. Pronto quedó en evidencia que esta difícil crisis sanitaria demandaba abrir el juego, consensuar, dar lugar a la opinión de los expertos y tomar decisiones recién después de considerar todos los ángulos del asunto. Justamente lo que hicieron los gobiernos de Nueva Zelanda, Alemania, Islandia y Dinamarca, que están a cargo de mujeres.
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Un comunicado de las Naciones Unidas de marzo del año pasado revela que apenas el 7% de los líderes del mundo son mujeres. Y, sin embargo, son las estrellas indiscutidas de esta crisis histórica. Por su forma de gobernar, por la manera de capitanear el barco en la tormenta, por su liderazgo efectivo y sin alardes, por la fuerza de sus políticas sanitarias. De hecho, varios de estos países fueron los primeros en volver a la normalidad.
En una entrevista que le hice a la ex-presidente de Costa Rica Laura Chinchilla a propósito del lanzamiento de Cloudworking Academy, Chinchilla destacó las capacidades de las mujeres para atravesar situaciones complejas.
«A pesar de que son muy poquitas las mujeres Jefas de Estado, casi el 100% de ellas han hecho un muy buen gobierno de la pandemia ¿Por qué una mujer navega mejor por situaciones complejas? Porque el liderazgo femenino tiende a ser más adaptable y resiliente. La mujer promueve un liderazgo más colaborativo, horizontal, que atiende las voces de los demás. Creo que el liderazgo femenino es más compasivo y, al final, todo esto que está pasando se trata de las vidas de las personas, y esto lo tienen clarísimo las mujeres», dijo la ex presidente.
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John Gerzema, autor de «The Athena Doctrine: How Women (and the Men Who Think Like Them) Will Rule the Future», destaca los valores femeninos: expresividad, paciencia, intuición, lealtad, flexibilidad, humanidad, empatía y cierta ética por detrás de sus decisiones. Gerzema no cree que estas virtudes sean privativas de las mujeres, pero sostiene que el liderazgo del futuro se define en términos mucho más colaborativos. Y que los líderes más exitosos serán aquellos que puedan integrar estos valores en su administración, ya se trate de hombres o de mujeres.
El Covid-19 nos arrojó a un mundo incierto, donde hay amenazas de reincidencia y alarma por el surgimiento de nuevos virus, catástrofes impredecibles que son el resultado del cambio climático, un sinfín de imponderables.
La única forma de transformar la fragilidad en fortaleza es anteponer la cautela al rigor. El futuro está acá, y los mejores líderes son los que demuestran voluntad y capacidad de cuidarnos. Las mujeres nos enseñan cómo hacerlo, pero no es una cuestión de género.