El fútbol es un deporte que ha permitido el empoderamiento de miles de mujeres, las cuales desarrollan habilidades como el trabajo en equipo, la comunicación y el liderazgo. A raíz de esto Romina Calatayud fundó Chicas Unidas, una escuela que busca romper estereotipos y volver a la figura femenina más visible en este deporte.
“Practicar fútbol te da cierta garra en la vida diaria”, describe Romina, jugadora apasionada desde los tres años. Ella decidió crear una academia como parte de un proyecto de emprendimiento en Reino Unido, para posteriormente mudarlo a México.
Chicas Unidas es una academia de balonpie con sedes en México y Londres, que ha formado a más de 2,000 jugadoras entre los 5 y 18 años. Esta no solo busca empoderar a las mujeres de comunidades locales, pues también trata de trascender en el ámbito técnico – táctico para crear lideres seguras de sí mismas.
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La organización llegó al municipio de Bacalar en Quintana Roo. Su único objetivo es crear espacios donde las chicas puedan jugar y ser más inclusivas en el deporte.
La fundadora y CEO de Chicas Unidas, está convencida de que este deporte es una poderosa herramienta para reducir la inequidad social. Además, ayuda a que las niñas tengan mayor potencial en su futuro laboral y académico, pues desde una edad temprana desarrollan habilidades imprescindibles como el liderazgo y adaptabilidad.
“El fútbol es tan poderoso y no hay que desaprovechar ese poder. Tenemos que tratar de enforcarlo en algo que pueda generar cambio”, afirma Romina.
La asociación desea aumentar el número de las árbitras, dirigentes y entrenadoras para lograr darle mayor difusión al fútbol femenil.
“Entender y demostrar que nuestros programas pueden impactar en una comunidad, abordando problemas locales y a su vez replicarse en distintas ubicaciones, forma parte de un movimiento global”, concluye la CEO de Chicas Unidas.
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