Cuando Lorena Rangel tenía sólo tres años sorprendió a su familia, pues como si fuera un juego comenzó a leer. Ahora, cuatro años después, su padre, Enrique, explica que ella tiene cualidades que la hacen diferente a cualquier otro niño, aunque también juega y se divierte.
Lorena es parte del Centro de Atención al Talento, un espacio donde se ofrecen programas educativos especializados y personalizados para niños que tienen sobredotación intelectual, cursa el equivalente a quinto de primaria y a decir de su padre es una niña feliz.
En el marco del Cuarto Congreso Internacional de Sobredotación Intelectual, Lorena participó en un taller de historia. Ahí se discutieron temas en la materia, realizaron una escultura.
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Enrique dice que tener en la familia a una niña como Lorena es un gran orgullo; sin embargo sabe que también implica una gran responsabilidad y más gastos al tener que buscar atención especial que le permita desarrollar su potencial.
Considera que el futuro de su hija puede ser brillante, siempre y cuando se exploten sus capacidades; de lo contrario incluso podría ser un problema para su desarrollo.
El congreso reunió a menores con inteligencia superior provenientes de todo el país y se abordaron temas como el diagnóstico, la atención y la educación desde los ámbitos vista psicológico, matemático, filosófico y de emprendimiento.