Abella será sustituida por Mahmud Jamal, quien también hará historia por ser el primer hombre de color y musulmán que se sienta en la corte canadiense
Una de las juezas más influyentes en las últimas décadas del Tribunal Supremo de Canadá, Rosalie Abella, se jubila hoy, 1 de julio, tras cumplir 75 años, después de una carrera marcada por su sensibilidad hacia los más débiles.
Hija de refugiados que sobrevivieron el Holocausto, Abella es la primera mujer judía que llegó a la corte de mayor instancia del país.
Comparada con la fallecida Ruth Bader Ginsburg -la jueza estadounidense que durante años fue una de los magistrados más icónicos del Tribunal Supremo de Estados Unidos-, Abella será sustituida por Mahmud Jamal, quien también hará historia por ser el primer hombre de color y musulmán que se sienta en la corte canadiense.
Al igual que Abella, Jamal, que hasta ahora ha sido juez del Tribunal de Apelaciones de la provincia de Ontario, no nació en Canadá, sino en Nairobi, en 1967, y se trasladó con su familia al Reino Unido dos años después, antes de llegar en 1981 a Canadá.
Supervivientes del Holocausto
La elección de Jamal por parte del primer ministro canadiense, Justin Trudeau, es un claro mensaje de continuidad y homenaje a Abella, que el 1 de julio cumple 75 años y tiene que retirarse al llegar a la edad de jubilación obligatoria en el Supremo de Canadá.
La jueza nació en un campo de refugiados en Stuttgart (Alemania) en 1946. Su padre, de origen polaco, sobrevivió los horrores del campo de concentración de Theresienstadt, mientras que su madre fue rescatada del campo de concentración de Buchenwald. La hermana mayor de Abella murió en el Holocausto.
En 1950, la familia consiguió emigrar a Canadá, pero el padre no pudo practicar su profesión, la abogacía, porque no era ciudadano canadiense.
Abella explicó en 2018 que decidió cuando era niña hacerse abogada cuando escuchó la historia de su progenitor, que tuvo que trabajar como agente de seguros durante veinte años al no ser ciudadano de Canadá.
En 1972 la mujer se convirtió en abogada y, cuatro años más tarde, con 29 años, llegaba a ser la persona más joven nombrada juez en la historia del país. Su padre murió cuatro meses antes de que se convirtiese en abogada, sin poder ver cumplido su sueño, lo que Abella recordó con lágrimas cuando en 2018 presidió una ceremonia de ciudadanía para emigrantes llegados a Canadá.