Existen comportamientos no verbales específicos o lenguaje corporal, que podamos emplear para que nos perciban como más poderosas
Por Ivette Estrada
¿Qué logra avivar la comunicación? El lenguaje simple, contundente, vívido y directo es una herramienta poderosa para fortalecer la comunicación.
La forma en que nos presentamos importa, tener una presencia poderosa puede hacer o deshacer transacciones, relaciones y carrera. De ahí que busquemos como establecer conversaciones convincentes y que transmitan poder con los demás.
El poder es la capacidad de hacer las cosas contra la oposición. Suena sencillo, pero es una de las cosas más difíciles de lograr. Aunque no imposible.
Existen comportamientos no verbales específicos o lenguaje corporal, que podamos emplear para que nos perciban como más poderosos y, por supuesto, hay posturas y gestos que reducen nuestra autoridad como inclinar la cabeza, mirar hacia abajo y también el encorvarnos.
Por el contrario, incrementamos nuestro poder cuando miramos a la gente a los ojos, nos levantamos a nuestra altura completa y usamos una postura expansiva, es decir, cuando nos extendemos y tomamos más espacio. Además, se proyecta más poder cuando se usan gestos contundentes.
Verbalmente, hay mayor percepción de poder al ser ruidoso o emplear un tono alto de voz, e incluso al interrumpir a los otros y ser modesta o moderadamente descortés. Por el contrario, una forma en la que se disminuye la percepción del poder es negarse a ser uno mismo y permitir ser interrumpido.
El lenguaje poderoso no emplea muletillas, ni palabras o frases titubeantes. Es fluido, con una velocidad promedio y transmite seguridad.
En cuanto a las emociones relacionadas con el poder, está la contundencia e incluso la ira. Y las que mayor daño causan a una figura de autoridad son la tristeza o súplica. Vale mencionar, además, que las emociones son contagiosas. Eso significa que la energía, pasión y convicción lo son.
En cualquier situación, además, conviene pensar mucho en lo que se va a decir y convertirlo en una narrativa concisa. Incluso, prestablecer cuál es la parte más importante del mensaje a la que se desea que se preste mayor atención. Conviene ser directos.
Estudiar a priori a la audiencia a la que se dirigirá un discurso o presentación, permite determinar qué es relevante para ellos y estructurar el mensaje para que les aporte algo de interés. Al adaptar el mensaje es recomendable el halago y demostrar cuánto se admira y respeta al interlocutor para ser tomado en serio.
Como último consejo para transmitir poder está el “calentar” la voz. Eso implica respirar profundamente y hablar algunos minutos a solas en voz alta. Es como el “estiramiento” que realizan los deportistas antes de entrar al campo de competición o juego.
Algo crucial es las conversaciones poderosas es mantener un buen volumen de voz pero sobre todo, creer en lo que se dice. Si hay discrepancias entre lo que se asevera y nuestras convicciones y creencias, eso se detecta fácilmente y se pierde credibilidad.
Asimismo, si se habla demasiado rápido aparece la percepción de que tratas de timar, pero la manera vacilante de hablar también disminuye la autoridad.
En resumen, transmitir poder está determinado por la autenticidad y convicciones del emisor.