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Fotoreportaje por Susana Gil / Notimex

Nada es igual, las calles están vacías y aquellos que tienen que salir para sobrevivir y sacar adelante a sus familias se enfrentan a una realidad aún más dura. La pandemia les ha quitado todo, menos el motor que los impulsa a seguir adelante.

Dulce, es una joven madre de tres pequeños: Merceri, Yoshua y Santiago. Vive en la alcaldía de Iztapalapa, separada de su esposo desde hace dos años por problemas de violencia intrafamiliar. En esa época también se inició en el oficio de organillera.

Ella, junto con dos amigos de la colonia Xalpa, conocida porque varias personas se dedican a este oficio, alquilan un mueble (así le llaman al órgano) y salen a tocar por diversas rutas de la Ciudad de México; hasta que se decretó la Fase 3 de contingencia por Covid-19 y poco a poco perdieron espacios para trabajar.

Ahora, ya nadie arroja monedas al sombrero. Antes de la pandemia, con el apoyo de su mamá, quien cuida a sus hijos, Dulce, salía a trabajar toda la semana, pero poco a poco fueron menos los días que salía a buscar el sustento para su familia. Hoy se encuentra en confinamiento junto a sus hijos y al órgano que muy pronto tendrá que devolver. Hoy el cilindro de Dulce tendrá que esperar en silencio el fin del confinamiento por esta pandemia.

Esta es la historia de miles de personas en nuestro país, como Doña Estela, de 50 años de edad, quien según relata Gabriela Soto, reportera de Notimex; sabe que son días difíciles para ser organillera. La emergencia nacional declarada para evitar el contagio masivo de la población por coronavirus Covid-19 ha dejado la Avenida Madero casi desolada, algo que parece insólito en una ciudad habitada por casi 9 millones de personas.

Las escasas monedas que ha recibido son insuficientes para sostener a su hija que recién se quedó sin empleo y a sus cuatros nietos. Tampoco hay respuesta de apoyos por parte del gobierno.

Quedarse en casa es una de las medidas más importantes durante esta contingencia, no sólo por las razones obvias como evitar los contagios, sino que al hacerlo acortamos el tiempo para que personas que sí necesitan estar en la calle puedan reincorporarse a sus actividades lo antes posible. Para reactivar la economía pronto y cuidar de todos.