La exhibición del maestro Héctor Bitar narra la historia más allá de lo histórico de nuestro sentir en estos momentos
Por Viviana Trolle
Siempre he creído que somos un microcosmos que es huella digital del macrocosmos que lleva su ADN.
Visité la exhibición del maestro Héctor Bitar en su estudio. Con una curaduría impecable te narra la historia más allá de lo histórico de nuestro sentir en estos momentos, conmovida como hace no mucho muy al estilo del personaje Jep Gambardella de la película icónica que podría ser “La Dolce Vita” de nuestro tiempo: “La Grande Belleza”. A mi llegada al estudio me adentre a un ambiente de rostros que oscilaban entre una colorida paleta, pero con una base muy firme; el trazo de quien se conoce así mismo.
Un recorrido con gran ambiente como todas sus presentaciones enmarco sin ser siquiera necesario una exhibición de esas que ya hacia falta ver, que hablan por si mismas. Piezas cada vez mas subidas de tono en carácter se me presentaron conforme subía las escaleras.
Una excelsa serie de retratos de los líderes y actores principales durante estos cambios de paradigma te reciben en una sala dedicada a exaltar el sarcasmo de una manera inteligente como aguda. Para mí fue un deleite que apelo a mi humor negro ver la sagacidad y verdadero carácter artístico de Bitar, en combinación con su técnica impecable que nunca pierde su propio lenguaje culminando con una pieza que emana lo Pop que todos llevamos dentro “Keep Calm and Drink Lysol” le dio un acento magistral.
Para finalizar esta experiencia me recibe una majestuosa escultura “Millenial Baroque” fusionando lo suntuoso de una época con su toque contemporáneo en una pieza que impone resguardada por una serie de estudios geométricos que puntualizan de una manera exitosa al highlight de la sala.
No pueden perder de vista a este talentoso artista con su audaz propuesta soberbiamente ejecutada, cuando lo personal se convierte en “Portraits” de nuestra propia historia.
