Ellas sí que eran mujeres de armas tomar. Nadie puede negar el iconismo e importancia que su papel desempeñó en la historia mexicana. En su libro: «Mujeres de Campo de Batalla: Soldaderas y soldadas en la Revolución Mexicana», el escritor Andrés Reséndez Fuentes enlista a las mujeres revolucionarias más famosas, por su caracter y habilidad militar, que destacaron en el campo de batalla:
Doña Juanita
Fue la madre del líder revolucionario Alberto Carrera Torres. Tomó el pueblo de Tula y lo mantuvo durante algunos días de manera loable. Organizó también un grupo que conseguía municiones y alimento.
Rosa Bobadilla
Una de las favoritas de algunos periódicos estadounidenses, sus aventuras con su hijo comandando una caballería en Morelos fueron muy populares. Para 1915 alcanzó el rango de coronel y antes peleó bajo las órdenes de Francisco Pacheco. Fue famosa por su inflexible disciplina con las tropas que estaban bajo su comando.
Clara de la Rodia
Hizo una conocida “tormenta” en la Casa de la Moneda en Culiacán y tomó el sitio durante algún tiempo.
La Coronela
Carmen Parra es quizá la más conocida de todas. Inició con los maderistas en Casas Grandes y participó en la Primera Batalla de Ciudad Juárez.
Chepa Moreno y Dominga Ramirez
La antropóloga Jane Holden Kelley aplicó largas entrevistas a estas mujeres yaquis que fueron primero soldaderas en el Ejército federal y luego se volcaron como revolucionarias.
Margarita Neri
Fue otra celebrada guerrera del sur aunque fue más famosa por su crueldad. Tenía reconocidas habilidades militares.
La Güera Carrasco
Curiosamente ella era muy adinerada, y se cree que, además de ser soldada, contribuyó económicamente al armamento de Juan Carrasco.
Carmen Vélez
Peleó en Tlaxcala con sus propios hombres, que eran sus peones de hacienda.
Petra Herrera y Maria Cadena
Llegaron a ser comandantes y tenían sus propios seguidores.
Adela Velarde
No podiamos terminar esta lista sin mencionar a la famosa Adelita que sirvió a la Revolución y de quien se inspiró el famoso corrido. Hija de un hacendado de Ciudad Juárez, siempre tuvo inclinación por la medicina, por lo que fue la creadora del grupo revolucionario de las adelitas, que no era más que el grupo de enfermeras que atendían a los soldados heridos.