De acuerdo con el Inegi, las emprendedoras no sólo suman talento femenino al mercado a través de su propia participación, sino que son las mayores promotoras de otras mujeres
En los últimos 10 años, la tasa de participación económica de las mujeres creció 15.7%, pasando de 33.3% en 2010 a 49% para el cierre de 2020, según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi). Además de ocupar poco a poco las vacantes del mercado, las mujeres han optado por emprender y abrir oportunidades para más mujeres. El Inegi apunta que las mujeres propietarias de algún negocio contratan más mujeres, esto representa aproximadamente dos mujeres remuneradas por cada hombre.
Estas acciones de alianza y redes de apoyo ayudan a romper con la brecha de género. Del total de la población ocupada de 25 años o más, que se desempeña en puestos directivos en los sectores público, privado y social, 39% son mujeres. Es también a partir de esta edad y hasta lo 44 años donde se presenta la menor brecha de género.
«Cuando las mujeres no están presentes en los cargos empresariales más altos, carecen de la influencia necesaria para alterar la cultura del lugar de trabajo, y el círculo vicioso del predominio de hombres en puestos directivos se perpetúa», comentó Tania Pimentel directora y fundadora de Women Index.
El reto de abrir brecha
Aunque en efecto la participación de la mujeres ha ido en aumento en el mundo laboral, el reto a enfrentar es su presencia en los puestos de alta dirección. La dificultad de las mujeres para tener acceso a estos cargos son relacionados con la falta de autoestima, inseguridad, perfeccionismo y miedo, aunado a la estructura social en que vivimos, lo que da como resultado un techo de cristal.
Esto desencadena otros problemas como el acoso en el trabajo, que es uno de los grandes retos que enfrentan las mujeres en sus espacios de trabajo.
En este sentido, la gran apuesta es darle visibilidad a la labor femenina; al respecto Pimentel, quien también es creadora del programa «Visibilidad by Women Index», enfatiza:
«Esta visibilidad no es solo una cuestión de reconocimiento, sino que también abre posibilidades de crecimiento profesional al permitirnos ser consideradas para tomar nuevas responsabilidades, participar en proyectos relevantes y tomar decisiones de alto nivel en nuestras organizaciones», finalizó Tania Pimentel.