Se dice que en el amor, siempre hay algo de locura, y es cierto: al enamorarnos la corteza prefrontal que es la parte más racional del ser humano, baja su nivel de influencia
Con la llegada del mes de febrero nuestro entorno se llena de una vibra amorosa gracias a la celebración del Día del Amor y la Amistad. Aunque para muchos ésta sólo es una fecha comercial, tenemos que admitir que festejar los lazos de amor que nos unen a otras personas es muy gratificante.
El enamoramiento es un estado emocional producto de la alegría, en el cual una persona se siente poderosamente atraída por otra con la que tiene cosas en común, pero, ¿qué hay más allá? En el caso del amor romántico la respuesta está en la química, o más bien en la bioquímica del amor.
Desde el punto de vista bioquímico, se trata de un proceso que se inicia en la corteza prefrontal del cerebro, pasa al sistema endocrino y se transforma en respuestas fisiológicas y cambios bioquímicos ocasionados en el hipotálamo mediante la estimulación de dopamina.
Se dice que en el amor, siempre hay algo de locura, y es cierto: al enamorarnos la corteza prefrontal que es la parte más racional del ser humano, baja su nivel de influencia, por lo que se puede decir que se razona en menor medida, además de que hacemos estallar un coctel de reacciones químicas.
El amor habla a través del cuerpo
De acuerdo con el Dr. Jorge Reskala, médico naturópata experto en neuroendocrinología, cuando estamos viviendo el estado que conocemos como enamoramiento, nuestro cerebro estimula la secreción de adrenalina, hormona que hace que el corazón nos lata más rápido, nos suba la presión arterial, nos suden las palmas de las manos y nos ruboricemos. Por supuesto, nos sentimos más alegres lo que llega a desactivar las sensaciones de hambre y de sueño. Por otra parte, debido a la acción de la hormona norepinefrina, dejamos de pensar con claridad y, sin darnos cuenta, reducimos nuestro mundo a una única persona: nos hemos enamorado.
Por si fuera poco, generamos una mayor cantidad de neurotransmisores como la serotonina que nos hace sentir mucho más felices, así como de dopamina que nos hace sentir placer y euforia al estar con la persona amada. La dopamina tiene un potente sistema de recompensa y por eso nos crea la «necesidad» de estar con esa persona. Curiosamente, es el mismo neurotransmisor que se activa con los juegos de azar y con las drogas, así que es posible decir que nos hacemos adictos a una persona. Por si fuera poco, produciremos también feniletilamina que nos hace sentir todo con mayor intensidad.
Cambio de fase
La bioquímica del enamoramiento que nos hace sentir un amor pasional y una gran alegría, dura apenas entre seis y ocho meses en promedio. Luego vendrá una etapa más tranquila del amor, pero más profunda y comprometida, señalan los psicólogos, basada en el muto conocimiento de la pareja. El explosivo coctel de neurotransmisores cambiará cuando el deseo, los nervios o incluso la obsesión por la otra persona, empiecen a descender y surja en su lugar el anhelo de afianzar el vínculo con la pareja.
Es en este momento, explica el Dr. Reskala -también experto en homeopatía y fundador de Biaani México-, en el que el amor se hace quizá menos excitante pero más sólido; la oxitocina nos ayuda a forjar lazos permanentes con nuestra pareja y se libera con el contacto físico, sobre todo durante el orgasmo.
Cuando nos tomamos de la mano, nos abrazamos o nos besamos, nuestro cerebro descarga una dosis de oxitocina, haciendo que nos sintamos más unidos con la otra persona. Hay que destacar que nuestra imaginación y las expectativas que nos creamos, sean realistas o no, actúan como forma de contacto y hacen que liberemos oxitocina, provocando los mismos resultados. De este modo, nos podemos sentir muy unidos a una persona a la que ni siquiera vemos.
Romper los ciclos de relaciones tóxicas sí es posible
Es así que la bioquímica del amor domina gran parte de nuestras emociones. Pero, aunque una persona provoque que se desborden todos estos procesos, podemos tener cierto control gracias a la intervención de corteza prefrontal y a nuestra conciencia y voluntad. Es importante romper con la creencia de que ante el enamoramiento nada se puede hacer. Muchas relaciones tóxicas siguen adelante bajo pretexto de que se está enamorado, pero somos seres racionales y podemos elegir lo que más nos conviene.
Así como hay relaciones tóxicas, las hay sanas, hermosas, constructivas, honestas, maduras, fuertes y sin duda lograr una relación de pareja así, es una de las mejores cosas que nos puede pasar. Y esto de enamorarse, será causado por reacciones químicas de nuestro cerebro, pero lo que sigue siendo un hermoso misterio es: ¿por qué hay una persona específica que genera estas reacciones? La ciencia no lo sabe ¿y usted?