Hablar de la menopausia aún está visto como un tabú, sin embargo es una realidad y al platicar sobre el tema podremos entender mucho mejor lo que pasara o ya está pasando en nuestro cuerpo.
Primero entendamos que la menopausia representa el momento de vida a partir del cual dejan de producirse las hormonas sexuales femeninas, cuando termina la etapa reproductiva en la mujer. Lo mismo ocurre en el varón y se llama andropausia, aunque su cuadro clínico no es tan preciso ni tan predecible como ocurre en el sexo femenino, según el Dr. Alexander O. Krouham.
Agrega que esta etapa llega entre los 40 y 45 en el 25% de los casos, con el doble de probabilidad llega entre los 45 y 50 años y el otro 25% a partir de los 50.
Aunque no todas las mujeres presentan malestares, el 80% sí los padece, los más comunes son: bochornos, cambios emocionales, resequedad vaginal, disminución de libido, trastornos del sueño y alteraciones en la estructura corporal por acumulación de grasa y pérdida de masa muscular.
Además la falta de hormonas sexuales incrementa los riesgos de osteoporosis, ataques al corazón y “derrames” cerebrales, degeneración macular (daño en la retina que puede producir ceguera) y enfermedad de Alzheimer, entre otros. Pero entonces ¿qué hacer al respecto? Para servir de guía el Dr. Alexander contesta algunas de las preguntas más comunes.
¿Cuánto tiempo llega a durar la menopausia?
Es muy variable, puede durar desde 6 meses hasta 15 años. En realidad el término engloba la etapa de vida desde que se interrumpe la producción de hormonas femeninas hasta la muerte. Esto significa que una mujer de 70, 80 o 90 años se encuentra en menopausia, aunque hayan pasado muchos años desde que desaparecieron sus malestares.
¿Qué alimentos ayudan a estabilizar el cuerpo?
El camote y el frijol de soya ayudan a controlar los síntomas de menopausia pero no tienen efecto protector para los huesos, sistema nervioso, cerebro, corazón u otros órganos. La desaparición de malestares no significa que se recupera el equilibrio de la etapa reproductiva.
Tratamientos y recomendaciones
La decisión de tratar depende de: la presencia y severidad de síntomas; la existencia o el riesgo de aparición de complicaciones futuras; y los efectos adversos potenciales del tratamiento en cada persona.
El reemplazo hormonal sexual ha sido muy cuestionado. Durante más de 30 años la comunidad médica prescribió hormonas sin reservas hasta que, en 2004, se publicaron en forma anticipada (un año antes de lo previsto) los resultados de un estudio científico conocido como el “Women´s Health Initiative”.
Por primera ocasión se documentó que las hormonas sintéticas incrementaban la frecuencia de cáncer de mama, infartos cardiacos, piedras en la vesícula y formación de coágulos en las piernas.
La comunidad médica respondió suspendiendo los tratamientos de reemplazo hormonal dejando en total indefensión a muchas mujeres cuya sintomatología afectaba su calidad de vida. Muchas asumieron los riesgos con tal de sentirse mejor y esto dio pauta a la eventual aparición de una alternativa en forma de las hormonas bio-idénticas.
Las hormonas bio-idénticas provienen de un producto natural obtenido del frijol de soya y el camote, la diosgenina. A partir de este elemento se producen el estradiol y otras hormonas sexuales. Siendo derivadas de plantas la industria farmacéutica no puede patentarlas, lo que le impide obtener exclusivas para lucrar con ellas, de ahí que no apoye esta línea de tratamiento y bloquee a cualquier compañía que emprenda su elaboración y comercialización.
Siempre debe tenerse presente que el remplazo hormonal no es una situación independiente de lo que ocurre en el resto del organismo. El uso indiscriminado de hormonas puede asociarse a efectos adversos como retención de líquido, aumento de peso, dolores de cabeza, congestión y dolor mamario, depresión y otros.
Lo más recomendable, como cada que nos referimos a un tema de salud, será consultar a un especialista en la materia. Cada cuerpo es diferente y merece una atención personalizada.