Por Ivette Estrada
En el mundo corporativo se impone la noción del segundo acto o qué hacer después del éxito.
Se trata de la búsqueda de sentido que afecta a quienes ya lograron importantes puestos directivos, dominaron las principales funciones y es inminente que ya no quedan desafíos ni más cosas por aportar desde la cúspide. Entonces aparece la necesidad de buscar nuevos horizontes, reinventarse o indagar nuevos propósitos profesionales.
«Llegó el momento en que ya no hay que subir nuevos peldaños, que ya se llegó al punto más alto. Si se pretende un nuevo movimiento sólo cabe descender o lanzarse al vacío. Otra tercera opción sería la inercia, pero ninguna de estas tres acciones es digna de un segundo acto. No en quienes trabajaron toda su vida por el éxito», refiere Alan Ramírez Flores, autor de Liderazgo para tod@s.
¿Cómo generar un segundo acto? El autor asegura que existen cuatro acciones fundamentales del FYC (Forever Young Corporativo), como llama al mantener la relevancia y vigencia del liderazgo.
El primer paso es considerar el cambio. Los segundos actos generalmente surgen de modificaciones importantes en la vida de las personas. Podría ser la oportunidad de negociar un paquete de salida, descubrir que está listo para pasar a una industria diferente, replantear actividades y responsabilidades. A veces es un proceso de varios pasos para encontrar un nuevo camino.
«Los cambios importantes, como cierre corporativo, fusiones o adquisiciones, pueden representar un impulso para repensar dónde enfocar las habilidades y si eventualmente cambiarían. Con el cambio ya en el horizonte, la propia metamorfosis no resulta tan apabullante», dijo Ramírez Flores.
Para ello, en lugar de simplemente solicitar más trabajos como el que se acababa de perder, conviene analizar cuál se disfrutó más de los trabajos pasados. Este análisis puede llevar a rumbos inexplorados como consultoría, inmersión en nuevas industrias, focalización a nichos distintos.
Las preguntas clave para afrontar el cambio son: ¿Qué quise hacer siempre? ¿Qué es lo más importante para mí ahora? Y ¿dónde puedo agregar el valor que más importa?. «Se trata de reconocer habilidades, fortalezas, valores y pasiones, y encontrar cómo focalizarlas», dice el también CEO de Coperva.
«Esto puede resultar particularmente difícil en quienes ostentan puestos directivos y aún tienen 20 o más años más para continuar su vida laboral o no se resignan a simplemente jubilarse y que todos sus conocimientos y experiencia se pierdan», menciona Ramírez Flores.
El consultor empresarial dice que uno de los mayores obstáculos para hacer un movimiento audaz al final de la carrera de uno es el temor de que no funcione. Por eso la confianza es crucial. Por ello se debe aprender a ser el autor de nuestra propia historia y reflexionar sobre lo que nos llevará a este punto.
«Al reinventarse y detectar la meta esperada, se debe averiguar cómo unir ambos. Es la prolepsis ejecutiva. Si quiero llegar a determinada meta, ¿qué factores son cruciales para lograrlo?», dice Ramírez Flores.
Asegura que este ejercicio devela que la misma determinación, inteligencia y agilidad que se aprovecharon en el pasado son especialmente importantes para construir una nueva carrera.
Otro factor esencial es cultivar la propia red de contactos. Se puede acumular una cierta cantidad de credibilidad, habilidades e ingresos que le permiten asumir un riesgo mayor en sus cincuenta años que en sus treinta. Y un activo esencial es que su red es más amplia.
«Cultivar su red personal y profesional es lo que probablemente abrirá puertas. Esto es cierto si usted está comenzando su propia empresa o encontrar una nueva oportunidad en su organización actual. Es especialmente cierto cuando se trata de unirse a juntas corporativas, donde las invitaciones suelen ocurrir más a través de redes que a través de firmas de reclutamiento», refiere el autor de Liderazgo para tod@s.
Por otra parte, crear un segundo acto puede ser un cambio más significativo de lo que podrían anticipar. Puede significar dejar la cultura corporativa y el ambiente de trabajo al que se estuvo acostumbrados durante años. En cualquier caso «la actitud es crucial en el proceso de reinventarnos», aseguró Ramírez Flores.
