El burnout parental es muy conocido como el cansancio mental y físico. Un síndrome que afecta a padres y madres que están expuestos a altos niveles de estrés.
Lo habíamos concebido como un término psicológico en lo laboral; sin embargo, sus dimensiones (agotamiento, despersonalización y sentimientos de ineficacia) son las mismas que el parental.
Algunos investigadores han visto este fenómeno como un estado de agotamiento mental, emocional y físico evidente en todas las esferas de la vida.
Aunque este término se comenzó a utilizar en los 80’s en los padres que tenían hijos con enfermedades graves o crónicas, actualmente se reformuló su significado para aquellos progenitores que este estrés y cansancio los ha afectado durante la pandemia por el covid-19.
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Tras dos años de encierro, los padres de familia se han visto envueltos en el decaimiento emocional y cada vez son más frecuentes las consultas psicológicas.
Dejando a un lado la pandemia, el burnout parental también es causado por una brecha percibida entre la crianza, recursos de los padres / madres y lo demandante que puede ser, así como un sentimiento de incompetencia por no lograr nada en su rol como padres o el distanciamiento de los hijos.
¿Cuáles son los factores de riesgo del burnout parental?
- Características psicológicas de padres/madres.
- Las expectativas y presión que pone la sociedad hacia los padres.
- Poco o nulo apoyo por parte del trabajo.
- La calidad de la relación coparental.
- Falta de redes de apoyo como lo son: la familia y los amigos.
Estos son los factores que disminuyen los factores de riesgo de este cansancio:
- Menor presión hacia los progenitores como expectativas más flexibles.
- Reconocimiento de las señales de estrés crónico.
- Provisión de mayores recursos del estado y de la comunidad.
- Creación de comunidades que sean un espacio seguro para hablar del tema.
- Normalizar el pedir ayuda.
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