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CLAUDIA CORATELLA

Aunque la responsabilidad central sobre el respeto, el trato digno hacia los demás y a uno mismo tiene sus raíces en la familia, las escuelas juegan un papel fundamental para prevenir e intervenir a tiempo cualquier discriminación o acoso en sus espacios. Sin duda, evitar el bullying representa un gran reto para las escuelas, ya que procurar un ambiente sano y seguro es un elemento fundamental para lograr su objetivo de ofrecer a los estudiantes una educación de calidad.

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El acoso o intimidación escolar es un problema serio que todos los profesores y administradores de cada escuela deben vigilar y hacer frente sin ponerse un velo para lograr que se mantenga un ambiente saludable para estudiar y convivir, ya que ante todo, los estudiantes requieren no sólo de tener el sentido de pertenencia, sino de desarrollar habilidades éticas en las acciones cotidianas que son ahora tan relacionadas al liderazgo de cualquier área profesional.

En los últimos seis años han surgido muchos casos de bullying escolar, indudablemente es un fenómeno que ha creado profundas alarmas sociales. Dado que de acuerdo a los estudios realizados por Naciones Unidas, México ocupa el primer lugar a nivel internacional, y en ellos sustentan que el sesenta por ciento de los suicidios, en menores de edad, son causados por acoso escolar.

De acuerdo a la Organización de las Naciones Unidas, el bullying o acoso escolar es un problema que se ve en aumento en los salones de clase, y consiste en un maltrato psicológico, verbal o físico producido entre estudiantes de forma repetitiva en un momento determinado. El objetivo de las personas que maltratan es el de someter, crear burlas y asustar a las víctimas. Esta cuestión puede provocar diversos padecimientos en los afectados, como son: trastornos emocionales, depresión, ansiedad, baja autoestima, pensamientos suicidas y falta de interés por la escuela.

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Los niños, niñas y jóvenes pasan más tiempo en la escuela que en cualquier otro lugar fuera de sus hogares, por lo que esto representa una gran responsabilidad para las instituciones, ya que es dentro de sus paredes que a menudo sucede el acoso y puede convertirse en un asunto muy grave. Ya que hay una intención de hacer daño reiterativo y esto produce un aislamiento que afecta a los jóvenes que son dejados fuera del grupo.

Existen diferentes tipos de acoso escolar, a veces puede darse uno de forma asilada, pero en la mayoría de los casos suelen compaginarse y un mismo estudiante es víctima de varios tipos de acoso escolar. Para ello ya se han hecho varias clasificaciones:

Físico: Puñetazos, patadas, empujones, agresiones con objetos. Este tipo se da con mayor frecuencia en primaria que en secundaria o preparatoria.

Verbal: Humillan a través de insultos, burlas en público, resaltar defectos físicos, usar el celular para intimidar a la víctima, sacan fotos mientras se le pega e insulta para luego subirlas al internet. Este es el más común.

Psicológico: Molestan y amenazan creando inseguridad en el compañero y fomentan su sensación de temor. Con ello pierden el valor de acusar o denunciar, por lo que sufren de gran desesperación y es por eso, que en casos extremos piensan en el suicidio.

Social: Con intención aíslan al compañero del resto del grupo y compañeros para que nadie le hable. Las personas que ayudan con su silencio, sin proteger o denunciar los hechos, también dejan solas a las víctimas.

Estos conflictos podrán resolverse cuando los padres de familia, los estudiantes y las escuelas trabajen y fomenten juntos los valores de respeto, inclusión, responsabilidad y generosidad que son herramientas necesarias en cualquier ambiente escolar o laboral. Así como enseñar a los estudiantes ya sean la víctima o espectadores a no tener miedo de intervenir o incluso avisar y denunciar los hechos, ya que de lo contrario se vuelven cómplices del abuso y de la persona violenta.

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