Por Ivette Estrada ESG
Cada vez más empresas tratan de integrar prácticas éticas y sostenibles en sus productos y políticas, a menudo a través de un compromiso con cuestiones ambientales, sociales y de gobernanza positivas (ESG).
Tales iniciativas inciden en la llamada economía circular, o que no limita beneficios a los inversores, sino a todas las partes interesadas: empleados, clientes, proveedores y sociedad en general. Tales acciones positivas inciden en el precio de las acciones en la Bolsa de Valores, mayor participación de mercado, alta rotación de inventarios y muchos otros parámetros que apuntalan la rentabilidad corporative.
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En la Universidad de Kellogg se recabaron datos de más de 3,000 compañías y encontraron que el valor de las acciones aumenta después de que se publicaron noticias positivas sobre una empresa. Sin embargo, ésto solo ocurre si las iniciativas positivas se relacionan directamente con el sector económico al que se pertenece. Es decir, si existe una correlación lógica entre la iniciativa y la proveduría del bien o servicio que ofrece.
A tal vinculación se le llama materialidad. Es la concordancia entre una acción específica y el beneficio al sector económico en el que converge. Por ejemplo, el cuidado medio ambiental tiene más peso en una agroindustria respect a una empresa de servicios de telefonía, por ejemplo,
Ahora, más allá de la materialidad, los investigadores encontraron que las reacciones de los inversores cambiaron dependiendo de la categoría de actividades ESG. En general, las reacciones positivas más fuertes fueron a las noticias sobre cómo los productos afectaron a los clientes, como cambios en la seguridad, asequibilidad o privacidad del consumidor.
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Es decir, las acciones positivas deben tener un nexo lógico con la actividad que desempeñan, pero además deben percibirse como altamente pragmáticas o de benefices tangibles para sus públicos.
Al mismo tiempo, los inversores sueen catalogar a las empresas que participan en actividades ESG como inversiones menos riesgosas.
Por ejemplo, las empresas verdes tienen el potencial de ser buenas apuestas de inversión a largo plazo porque es más probable que duren más por las nuevas regulaciones de contaminación o la mayor demanda de productos más ecológicos.Las empresas que mejor actúan. En general, se perciben como más seguras.
Por otra parte, existe una sinergia entre ESG y la satisfacción de los empleados, lo que repercute en mayor productividad y compromise.
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Y algo más: a los consumidores les importa si un producto es ético para ellos. Esto implica que no basta realizar iniciativas verdes, por ejemplo, si no se localiza cómo tales acciones tienen un beneficio directo y tangible para sus consumidores.
En otras palabras: la presención de que algo es positive no puede generalizarse. Cada empresa y marca deben indagar cuáles son las acciones y características que su mercado considera loable.
En sí, las acciones positivas se recompensan de diversas maneras y la ESG es ya un símbolo de poder y fortaleza.
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