La Organización Mundial de la Salud (OMS), estableció en el 2003 el 10 de septiembre como «Día mundial para la Prevención del Suicidio» con la finalidad de tomar acciones ante esta grave problemática social.
La Asociación Internacional para la Prevención del Suicidio (IASP) por sus siglas en inglés, dice que el suicidio es de las 20 principales causas de muerte a nivel mundial, además no hay un límite de edad.
En la actualidad, la situación que se vive a nivel global derivado por el COVID-19 aumenta las probabilidades de suicidio, principalmente en personas que manejan niveles altos de depresión, estrés y ansiedad.
El suicidio no es un juego
Los seres humanos son un mar lleno de emociones, las apariencias engañan, una sonrisa no quiere decir que todo está bien en su vida y tampoco se necesita demostrar que están mal para que la gente lo note, ya que existen algunos patrones en el comportamiento de las personas que son propensas a atentar contra su vida.
La depresión, ansiedad y tristeza son sinónimo de alerta, ya que si la persona se siente así con frecuencia puede llegar a tener pensamientos suicidas.
El sufrimiento emocional que siente el suicida no es voluntario, por eso es importante acudir con un profesional para disminuir el riesgo de que los individuos lleguen al extremo de querer acabar con su vida.
Existen muchos mitos sobre el suicidio, uno de ellos es que se busca terminar con los problemas, pero en realidad se busca terminar con el dolor, en estos casos es recomendable demostrar a la persona que están acompañados y existen más soluciones.
Es de suma importancia que se tome en cuenta cuando alguien hace comentarios relacionados al suicidio, ya que muchas veces se cree que es para llamar la atención, pero esa podría ser una señal de alerta.
Es importante tomar conciencia, estar atentos a las señales de nuestros familiares y amigos para evitar los pensamientos y actos suicidas.
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