La crisis aceleró el cambio hacia un futuro que será tecnológico y, paradójicamente, más humano
Por Silvina Moschini*
«La mejor manera de predecir el futuro es crearlo», sostenía Abraham Lincoln. Hoy, aunque llegamos a fin de año mundialmente afectados por la pandemia, los cambios forzosos dejaron al descubierto valiosas oportunidades. En esta transición a un año nuevo, me gustaría proponer este ejercicio con algunas de las enseñanzas que nos dejó 2020.
La tecnología es el modo, pero el capital es humano. Antes de la pandemia internet estaba en nuestra vida cotidiana; ahora se ha convertido en un bien básico que nos conecta con el mundo. Según un informe de Digital 2020, a mediados de año 60% de la población del mundo usaba internet.
Además 8 de cada 10 usuarios móviles declararon que fue esencial para sobrevivir a la pandemia, porque les permitió sostener la educación de sus hijos (76%); mantenerse en contacto con amigos y familia (74%) y hasta mejorar su bienestar (43%).
El capital sigue siendo humano
Por muy conectados que estemos, el capital sigue siendo humano. Aunque la revolución tecnológica le dio a la Inteligencia Artificial (IA) un puesto en la mesa de directorio, 60% de los consultados en el Informe Deloitte 2020 Global Human Capital Trends declara que la IA se usa más como apoyo que para reemplazar personas.
De hecho, sostiene el estudio, los gerentes del futuro van a coordinar súper equipos que combinen capital humano con Inteligencia Artificial: mientras que la tecnología será la responsable de los datos, la trazabilidad y la transparencia, a las personas se las medirá por sus habilidades blandas: su conectividad, por supuesto, pero también sus aptitudes sociales y emocionales, su adaptabilidad y su resiliencia.
Remoto es mejor
Entre las revoluciones del 2020, el trabajo remoto se consolidó como uno de los grandes protagonistas de la transición a la nueva normalidad. Desde las compañías más pequeñas hasta las más grandes tuvieron que adaptar sus modelos a equipos distribuidos, y la conversión tuvo buenos resultados en el rendimiento.
Una encuesta reciente de Enterprise Technology Research y que mide, entre otras cosas, la productividad del año pasado, predice que el trabajo a distancia crecerá al doble en 2021: de los 1000 CIO entrevistados en el mundo, 48.6% reportó que la productividad había aumentado desde que empezó la cuarentena.
El trabajo remoto reduce los costos de producción, permite acceder al talento a distancia, mejora la productividad con horarios flexibles, potencia la concentración, acaba con el eje trabajo-familia, protege el medio ambiente al reducir los desplazamientos y, en lo práctico, permite almacenar la información en la nube para que todos los miembros de un equipo estén alineados y puedan supervisar la ejecución de los procesos con transparencia y eficiencia.
El futuro es mujer
Según la Organización Mundial de Comercio (WTO), la pandemia de Covid-19 impactó negativamente en el 87% de las empresas del mundo lideradas por mujeres. Y esto fue así por varios motivos, que van desde la desigualdad de género en acceso tecnológico a la mayoría femenina en los rubros más comprometidos por la recesión. Y, sin embargo, es el segmento femenino el que contiene las claves de la recuperación, porque son las mujeres las que más se volcaron a emprender, incitadas por la independencia y la creatividad que fomenta el trabajo líquido, que es la estructuración del trabajo a partir de tres ideas madres: digitalización, flexibilidad y movilidad.
Esta tendencia es, sobre todo, marcada en los países en desarrollo, en los cuales el emprendedorismo es una alternativa a la falta de trabajo formal. Motivadas por el liderazgo que mejor manejó la pandemia, como el de los gobiernos de Nueva Zelanda, Alemania, Finlandia, Taiwán y Dinamarca -todos a cargo de mujeres-, ellas imponen un modelo confiado y altruista que es punta de lanza en todo el mundo, no sólo porque enseña el camino hacia una sociedad más inclusiva y más justa sino también porque tiene excelentes rendimientos.
Fue tanto lo que cambiamos durante 2020 que fin de año esta vez no va cambiar casi nada. Además, el auténtico toque de largada será la vacuna contra el coronavirus. Por eso quiero unir mis deseos al mismo deseo que tenemos todos: que el 2021 nos traiga salud. Porque si algo podemos celebrar de este año que se va es que, por una vez, la historia nos encuentra a todos del mismo lado y, con eso, la oportunidad de volver a empezar juntos.