Si no lo has escuchado te ha pasado: una relación abierta. Y es que actualmente es una modalidad romántica cada vez más común pero ¿Qué tan cierto es que pueda funcionar o qué tan sano resulta?
Primero aclaremos que cada persona es libre de llevar su vida sentimental como crea que es mejor para ella, todos somos diferentes y puede que ciertas modalidades funcionen mejor para unos que para otros, eso sí, siempre dentro de los lineamientos del respeto.
Ahora bien, también es necesario admitir que hablar de relaciones abiertas sigue siendo un tabú en nuestra sociedad, pues generalmente éstas son relacionadas con falta de lealtad y compromiso.
El estudio Reasons for sex and relational outcomes in consensually nonmonogamous and monogamous relationships: A self-determination theory approach publicado en el Journal of Social and Personal Relationships (ya sabemos, que nombre tan largo), realizó comparativas entre personas en relaciones monógamas y no monógamas, el resultado es bastante interesante.
De acuerdo con el trabajo en ambos casos se experimentan los mismo niveles de satisfacción sexual y el bienestar psicológico. Pareciera entonces que el problema se encuentra en realidad en la percepción colectiva.
Los estándares sociales nos han impuesto la idea de encontrar a nuestra media naranja o el amor de nuestra vida. La idea no es que las cosas sean blanco o negó, sino que algunas personas funcionan de mejor manera en relaciones abiertas y otra no.
Eso sí, debe ser un tema que se tiene que platicar con la pareja y los acuerdos y términos de la relación tienen que ser mutuos; no estás obligada a llevar las cosas de una u otra forma, busca estar estable y sentirte cómoda.