Todos tenemos hábitos buenos y malos. Sin embargo, en lo que se refiere al dinero, más vale cambiar los malos pronto porque se convierten en una peligrosa “fuga de centavos”.
- Pagar el mínimo de tu TDC. Tener una tarjeta de crédito puede ser tan bueno o malo como no tenerla. Todo depende de cómo la utilices. Pagar el monto mínimo sólo cubrirá los “gastos” del banco. Esto es la manera más rápida y segura de súper endeudarte porque no estás aportando a capital /el dinero que pediste prestado)
- Comer siempre fuera. Es un lujo hoy en día y, aunque probablemente lo vales, tu cartera sufre mucho. Cocinar cosas sencillas no es tan difícil (un sándwich, una pasta o ensalada) Será más higiénico y te ahorrará a la larga varios pesos.
- Invertir en el portafolio del vecino. Nade es igual, ni tenemos los mismos intereses. Cuando encuentres un asesor que no te quiera vender lo que tiene tu vecino, sino lo que es más adecuado para ti, no lo dejes ir. Las inversiones de a lado no son lo mejor par ti.
- No usar la palabra “No”. Este hábito también golpea otras áreas de la vida (como la laboral y la amorosa), pero en las finanzas, el no saber decir que no, instala un hoyo enorme en nuestra cartera que no se cerrará hasta que empecemos a usar esas dos letras.
- Financiarte con el empeño. Esta práctica es una de las más costosas de financiamiento, llegando a tener tasas de interés de hasta el 200% Por favor, ¡no lo hagas!
- No prevenir. Este es uno de los hábitos más costosos. Todos nos enfermamos, los hijos crecen y necesitarán más cosas, nuestros padres requerirán de más ayuda conforme envejezcan, etcétera. El futuro no es tan misterioso, la verdad.
- Hacer de las compras tu terapia. El ejercicio, las pláticas con amigos, mandar muy lejos a alguien, tejer o escribir, son mucho más eficiente y no se gasta tanto. Dales una oportunidad.
- Quejarte porque no tienes dinero. No sabemos cómo comprobar este punto con el método científico, pero estamos seguras de que el quejarse de la falta de dinero es directamente proporción ala la resistencia de éste para llegar a nuestras manos. Las quejas toman tiempo, energía y vibras que necesitamos para producir.
Te invitamos a que comiences a tomar conciencia sobre estos hábitos y, los pongas en práctica como una de as terapias de las que hablábamos antes.
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