Durante los últimos años ha aumentado el número de mujeres que usan anticonceptivos hormonales, jugando hoy en día un papel importante en el estilo de vida moderno.
Ya que estos métodos son muy seguros y útiles para su propósito de prevenir un embarazo, sin embargo, tienen riesgos, pues la mayoría de ellos poseen dos hormonas: estrógenos y gestágenos, que cabe destacar son hormonas sintéticas.
Lo que estas hormonas hacen es introducir en el organismo versiones sintéticas, inhibiendo la ovulación y evitando por ende el embarazo. Durante el tiempo en que se consumen los anticonceptivos hormonales;los ovarios permanecen inactivos y;no hay óvulos que puedan ser fertilizados por el esperma. Finalmente, al no haber soporte hormonal,;el endometrio se desprende produciendo el sangrado similar a la menstruación,;en el caso de inyecciones trimestrales o semestrales, los implantes y el DIU Mirena, el sangrado puede desaparecer.
Algunos efectos secundarios pueden ser náuseas, distensión abdominal, retención de líquidos, hipertensión arterial, dolor en las mamas y migrañas. Otras, como el acné y las alteraciones del apetito y del estado de ánimo, están relacionadas sobre todo con el tipo de progestina o con su dosis. Algunas mujeres que toman anticonceptivos aumentan de 3 a 5 libras de peso porque retienen líquidos o porque su apetito aumenta. Los anticonceptivos hormonales también pueden causar vómitos, cefaleas, depresión y dificultad para dormir.
Actualmente hay cuatro generaciones de anticonceptivos hormonales disponibles en el mercado:
- La primera generación, contiene noretisterona y tiene como efectos secundarios: jaquecas, aumento de peso, dolor e hinchazón en las mamas y trastornos vasculares.
- La segunda generación, contiene levonorgestrel que fue desarrollada para reducir los efectos secundarios, como náuseas y dolores que producían los de la primera generación.
- La tercera generación con desogestrel y gestodeno, que tuvo una notable reducción en efectos secundarios.
- La cuarta generación con drospirenona la cual mostró una reducción en efectos secundarios como el acné y los dolores mamarios, pero con el doble de riesgo de producir tromboembolias que las dos generaciones anteriores.
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