Fue en enero de 2021 que, David Panuelo, presidente de Micronesia (país ubicado en el Océano Pacífico) confirmó su primer caso de Covid-19. Sin embargo, no fue hasta hace dos días que la situación comenzó a alarmar a la población tras obtener su primer brote con mil 261 casos confirmados.
En el resto del mundo tales noticias ya no provocan miedo entre los habitantes, pues desde que la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró la pandemia por virus SARS-CoV-2, éstos han pausado sus vidas una infinidad de veces.
Micronesia es una región habitada por 100 mil personas que lograron mantener una rutina normal pese a lo ocurrido a nivel internacional. Países así de pequeños tienen la fortuna de controlar con mayor éxito este tipo de emergencias, aunque existen más factores de por medio para que tal cosa suceda.
Su ubicación geográfica fue su mayor virtud, así como los controles migratorios que realizaron durante dos años para evitar la entrada de la enfermedad al territorio. Hasta el momento solo han sido hospitalizadas 8 personas y se ha registrado una muerte, situación descomunalmente contradictoria con las cifras de grandes naciones.
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El pánico de los micronesios es reciente, ya que muchos han solicitado a sus compatriotas mantenerse alejados de sus hogares a través de redes sociales. Quien no utilice mascarilla al aire libre se llevará una multa de mil dólares, hecho que resulta paradójico con las escasas restricciones que se han impuesto a lo largo de América en fechas más recientes.
Aunque el país es pequeño, su rigor ha prevalecido a lo largo de la pandemia y más ahora que todo puede salirse de control. El diario Los Ángeles Times informó que el gobierno amenazó a los propietarios de negocios con retener sus ingresos si no cumplían con las normas sanitarias. Además, el 70% de los niños de cinco años ya cuenta con esquemas completos de vacunación.
El precio de ser «inmune» al Covid-19
Otras naciones que contaron con la misma suerte fueron Palaos, Islas Marshall, Nauru, Kiribati, Islas Salomón, Tuvalu, Samoa, Tonga y Vanuatu. Todos ellos tienen las característica que se mencionaron anteriormente, lo que les hizo más fácil sobrellevar la situación.
Empero, no todo es bueno. Durante la contingencia global muchos de ellos permanecieron bajo las sombras. Gran parte de sus hoteles estaban cerrados, los restaurantes carecían de almas y las tiendas de souvenirs registraron ventas bajas.
«A nivel nacional, se espera que el país pierda más de 700 puestos de trabajo en la recesión post-covid, la mayor caída desde 1997», reportaba la BBC a mediados de agosto sobre la situación de Islas Marshall.
Los cierres fronterizos resguardaron la salud de los ciudadanos que viven en dichos territorios, pero el costo a pagar fue bastante alto, ya que la recesión económica no fue benevolente para nadie durante la etapa más intensa de la enfermedad.
Situación global
Actualmente, más de 5 mil 300 millones de personas (lo que representa un 68% de la población mundial) ya cuenta con al menos una dosis de la vacuna contra el Covid-19. Esto ha facilitado las cosas para muchas potencias mundiales, aunque otros países en vías de desarrollo como Nigeria no pueden decir lo mismo, dado que solo el 3% de los habitantes ha recibido dos inoculaciones.
Los contagios siguen a la alza y nuevas variantes del coronavirus se siguen identificando en el planeta. No obstante, la humanidad sigue firme en su batalla por recobrar lo que la pandemia les arrebato, aun cuando nuevas amenazas se interponen en el camino.
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