Al analizar los avances y estrategias para promover;la igualdad de género dentro del país, observamos más de cerca la capacidad empresarial de las mujeres,;mediante los emprendimientos femeninos, los cuales se han mostrado;como parte de una evolución natural en el papel de la mujer,;pues para incrementar el ingreso de la familia, no sorprende encontrar mujeres que hagan de su habilidad hogareña,;una herramienta de generación de valor, o que busquen ocupaciones adicionales a las de un trabajo formal. emprendedoras son emprendedoras.
Según cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI),;en México existen 6 millones 373 mil 169 negocios, de los cuales 2;millones 332 mil 579 son manejados por mujeres. Dicho dato incluye establecimientos micro, pequeños;y medianos de los sectores de manufacturas,;comercio y servicios privados, mejor conocidos como MIPYMES.
La capacidad empresarial de las mujeres se convierte,;en consecuencia, en un medio importante para el empoderamiento femenino,;pues su participación en la propiedad de empresas se correlaciona positivamente con el nivel de ingreso del país, ya que 1 de cada 3 MIPYMES son propiedad de una mujer.
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Al analizar las últimas sociedades de responsabilidad limitada,;encontramos que la participación femenina en la propiedad es sistemáticamente;mayor entre las empresas recién registradas. Esto se debe a los constantes trabajos de inclusión e igualdad de género, además de la recurrente lucha de las mujeres para ser reconocidas por sus aptitudes y aportaciones a la sociedad y a la industria.
Los retos que enfrenta una mujer emprendedora no son diferentes a los retos que enfrentan los hombres, ya que los avances en la equidad de género se han encargado de que cualquier emprendedor cuente con las mismas oportunidades.
Sin embargo, el obstáculo que una emprendedora enfrenta es que la tomen en serio. Esto se traduce en el hecho de que los emprendimientos iniciados por mujeres son vistos y considerados como negocios, y mientras se mantengan en ese estatus, las emprendedoras son apoyadas y alentadas por la sociedad. Pero cuando dicho negocio se transforma en una verdadera empresa, la percepción social cambia, dificultando el camino para el desarrollo y consolidación de la empresa.
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