Por Ivette Estrada revolución es revolución es revolución
A medida que comienzan los cambios de compra entre los consumidores,;es evidente una realidad diferente a la que existía antes de COVID-19. revolución es revolución es revolución
Ante esto,;los puntos de venta de comercio electrónico continuarán la diferenciación en las ofertas para posicionar las compras digitales. Mientras tanto, los puntos de venta físicos deben reafirmar su relevancia y reputación entre los compradores que se encuentran con artículos agotados,;cierres de tiendas y un surtido limitado de productos: las experiencias de compra se empobrecen en tiempos de pandemia.
Más aún; la mayoría de los consumidores reajustan sus presupuestos y hay nuevas consideraciones para el futuro de la venta minorista omnicanal.
Hoy, el 42% de los consumidores dijeron que compran en línea porque estaban en casa para recibir entregas, mientras que el 45% vio valor en los aspectos de seguridad al mantenerse fuera de las tiendas físicas.
Por otra parte, a medida que algunos consumidores se reintegren al lugar de trabajo y al aula, ciertos hogares pueden pasar menos tiempo en casa. Los minoristas deben comprender las razones específicas por las que las personas acudieron en masa a las tiendas en línea y las soluciones de entrega en 2020 y determinar rápidamente cuáles de ellas influirán en el comportamiento del consumidor.
Ahora, aunque muchas personas regresar a las compras en persona en varios mercados, los consumidores se enfrentan al cierre de tiendas, algunas de manera permanente, otras de manera temporal o presentan cambios en sus operaciones y las realizan completamente en línea.
De hecho, globalmente hubo una reducción del 3% en el universo minorista total de 2019 a 2020, con las tiendas de comestibles (-4%) y las tiendas de conveniencia (-2%), los dos formatos más afectadas por el ámbito de la venta minorista de bienes de consumo.
Es tiempo de realinearse y adaptarse a un nuevo mercado.
Esto afecta las ofertas de los minoristas y el gasto del consumidor. La mayoría de los consumidores se encuentran en situaciones financieras diferentes a las de antes del inicio de la pandemia. A nivel mundial, el 76% de los consumidores observa conscientemente lo que gasta debido al impacto de COVID-19, y más de la mitad (51%) asegura que se encuentra en una peor situación financiera.
Tales condiciones inciden en que los detallistas adapten las ofertas de surtido de productos para cumplir con estas nuevas restricciones. Esto implica impulsar nuevos tamaños de paquetes, opciones de valor y disponibilidad.
Esos tres factores son los que permitirán la vigencia y una enriquecida experiencia de compra para los consumidores, aún reticentes a regresar a los espacios físicos si no encuentran diversidad y opciones. Más aún: el detallista debe innovar los pisos de venta y volver lúdico y divertido el acto cotidiano de comprar.
Por supuesto, tales imperativos se maximizan en boutiques, cafeterías y restaurantes. Se requieren símbolos de que lo peor ya quedó atrás.