Según el Fondo Monetario Internacional, la pandemia ha puesto en peligro el avance de las mujeres en los últimos 30 años
Conforme el Covid-19 avanza y el ritmo del crecimiento económico se pasma, los espacios ganados por las mujeres corren peligro. La pandemia amenaza con alentar el cierre de la brecha de género y con poner en peligro el avance de la población femenina en los últimos 30 años. De acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), la pandemia «ha demostrado tener un efecto desproporcionado en las mujeres», pues son ellas las que por mayoría ocupan espacios de trabajo en los sectores sociales e informales, los más afectados por la crisis.
«Un diseño adecuado de las políticas para impulsar la recuperación puede mitigar los efectos negativos de la crisis sobre las mujeres y evitar nuevos retrocesos en la igualdad de género. Lo que es bueno para las mujeres es, a la larga, bueno para abordar la desigualdad de ingresos, el crecimiento económico y la resiliencia», señala el FMI.
Entre los factores que contribuyen a que la crisis mundial afecte principalmente a las mujeres, destacan:
Trabajan más en sectores sociales
Según datos del FMI, las mujeres trabajan más en los sectores sociales que los hombres. Estos espacios que requieren mayor interacción personal, se vieron limitados por la orden de distanciamiento social que permite evitar contagios. Algunos ejemplos de estas industrias son: el comercio minorista, turismo y hospitalidad.
«Estos sectores son los más afectados por las medidas de mitigación y distanciamiento social», recalca el organismo internacional.
Vale la pena señalar que entre abril y junio de 2020, el desempleo entre las mujeres en Estados Unidos fue dos puntos porcentuales superior al de los hombres, una vez más, debido a la naturaleza de sus empleos, explica el Fondo.
Por otro lado, aunque la tecnología se sigue posicionado como uno de los mejores aliados para que la población en general siga conectada a su empleo, el teletrabajo no es una opción para todos. de hecho, el 54 % de las mujeres que trabajan en sectores sociales no pueden hacerlo a distancia, problema más recurrente en regiones en desarrollo. Los países de bajo ingreso registran que sólo el 12% de la población puede trabajar a distancia. En estos mismos países, las mujeres tienden a trabajar más en el sector informal que los hombres.
«El empleo informal, que suele remunerarse en efectivo sin ninguna supervisión oficial, deja a las mujeres con un salario menor, sin protección de la legislación laboral y sin prestaciones como pensiones o un seguro médico», señala el FMI.
Más horas en labores no remuneradas
El trabajo doméstico no remunerado de las mujeres se incrementó durante el confinamiento. Muchas han tenido que combinar el teletrabajo con el cuidado de los hijos o de las personas mayores que también tuvieron que quedarse en casa.
Tras el levantamiento de las medidas de confinamiento, la vuelta al trabajo de las mujeres también está siendo más lenta. El informe sobre el empleo en Canadá muestra que en mayo el trabajo de las mujeres aumentó en 1.1%, en comparación con el 2.4% de los hombres. Además, en las familias con al menos un hijo menor de 6 años, es aproximadamente tres veces más probable que el padre vuelva al trabajo a que lo haga la madre.
Dejar la escuela para trabajar
La complicación laboral de las mujeres, y en especial de las madres solteras, también ha traído repercusiones para las niñas y adolescentes. En muchos países en desarrollo, las chicas jóvenes se ven forzadas a abandonar la escuela y trabajar para complementar el ingreso del hogar.
De acuerdo con un informe del Fondo Malala, desde que entró en vigor el confinamiento los principales sitios web de matrimonios han registrado aumentos del 30%, debido a que las familias quieren concertar matrimonios que aseguren el futuro de sus hijas.
Para solucionar este y otros problemas ligados a la crisis, el FMI cree que «es fundamental que las autoridades económicas adopten medidas que limiten los efectos prolongados de la pandemia».
Entre las medidas que propone están:
- Ampliar el apoyo a los ingresos de la población vulnerable.
- Ofrecer incentivos para compaginar el trabajo con las responsabilidades del cuidado familiar.
- Mejorar el acceso a la atención sanitaria, ampliar el apoyo a las pequeñas empresas, etc.
- Eliminar los obstáculos legales que impiden el empoderamiento económico de las mujeres.